No solo se limitó a remodelar la pieza más antigua de la alfarería conquense, el toro ibérico, compuesto de diecisiete piezas, sino que la imaginación del alfarero-escultor ha dado vida a otros nuevos. Desde las líneas estilizadas de “caballo de troya”, al volumen de “toro al ruedo” inspirado en las rocas de su Cuenca natal.
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